EDIPO EN CUESTION,

FREUD, LACAN, BINARISMO Y SU DECONSTRUCCION. 

TROTTA, MARIA LAURA

Editorial Letra Viva

Págs. 240  .  2024

 

En 1983, en la última novela protagonizada por su alter ego Nathan Zuckerman, Philip Roth escribe: “Él es el último padre a la vieja usanza. Y nosotros, pensó Zuckerman, los últimos hijos a la vieja usanza. Quienes vengan detrás, ¿comprenderán acaso cómo a mediados del siglo XX, en esta enorme, relajada e inconexa democracia, un padre –ni siquiera hacía falta que fuese un padre sabio, ni eminente, ni dotado de un poder demostrable– podía alcanzar la dimensión del padre de un relato de Kafka? No, ya está casi acabada la buena vieja época en que la mitad del tiempo, sin saberlo siquiera, un padre podía sentenciar a un hijo a ser castigado por sus crímenes, y en que el amor y el odio a la autoridad llegaban a convertirse en un tremendo y doloroso y enmarañado lío”. Cuarenta años después, el pronóstico de Ph. Roth resulta sobradamente cumplido. Felizmente la declinación del patriarcado es hoy inexorable en las sociedades occidentales. Ahora bien, ¿con su desplome no queda sepultado, junto a los restos del padre de Nathan Zuckerman, el complejo de Edipo freudiano? ¿Y cómo podría ser otro el porvenir del psicoanálisis si, como se lo suele entender, se funda en el postulado de que ese padre caduco y los líos que traía son hechos universales e imperecederos? Es inocultable que el psicoanálisis viene perdiendo, ante la opinión pública, su aura inaugural de camino hacia la emancipación subjetiva y la liberación sexual. Ahora esa promesa está acaparada por las antes represivas cirugía y terapia hormonal, mientras los psicoanalistas pasamos a ser recelados como agentes de la heteronormatividad.

Con este libro, María Laura Trotta viene a responder que la caducidad de la encrucijada edípica y la muerte anunciada del psicoanálisis son un entendible pero grotesco malentendido. Desde su práctica clínica con nuevas familias e identidades de género, y desde una lectura plural que va de los clásicos de Freud hasta el último Lacan, de las primeras décadas del feminismo hasta la teoría queer, muestra cómo la cuestión no soporta simplificaciones ni olvidos y, no menos importante, la expone con un estilo ajeno a la jerigonza del especialista, que aspira a decirlo todo, y al petardismo del ideólogo, que aspira a imponer lo que hay y no hay que pensar.

Jorge Baños Orellana

EDIPO EN CUESTION, FREUD, LACAN, BINARISMO Y SU DECONSTRUCCI.TROTTA, MARIA LAURA

$25.000
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En 1983, en la última novela protagonizada por su alter ego Nathan Zuckerman, Philip Roth escribe: “Él es el último padre a la vieja usanza. Y nosotros, pensó Zuckerman, los últimos hijos a la vieja usanza. Quienes vengan detrás, ¿comprenderán acaso cómo a mediados del siglo XX, en esta enorme, relajada e inconexa democracia, un padre –ni siquiera hacía falta que fuese un padre sabio, ni eminente, ni dotado de un poder demostrable– podía alcanzar la dimensión del padre de un relato de Kafka? No, ya está casi acabada la buena vieja época en que la mitad del tiempo, sin saberlo siquiera, un padre podía sentenciar a un hijo a ser castigado por sus crímenes, y en que el amor y el odio a la autoridad llegaban a convertirse en un tremendo y doloroso y enmarañado lío”. Cuarenta años después, el pronóstico de Ph. Roth resulta sobradamente cumplido. Felizmente la declinación del patriarcado es hoy inexorable en las sociedades occidentales. Ahora bien, ¿con su desplome no queda sepultado, junto a los restos del padre de Nathan Zuckerman, el complejo de Edipo freudiano? ¿Y cómo podría ser otro el porvenir del psicoanálisis si, como se lo suele entender, se funda en el postulado de que ese padre caduco y los líos que traía son hechos universales e imperecederos? Es inocultable que el psicoanálisis viene perdiendo, ante la opinión pública, su aura inaugural de camino hacia la emancipación subjetiva y la liberación sexual. Ahora esa promesa está acaparada por las antes represivas cirugía y terapia hormonal, mientras los psicoanalistas pasamos a ser recelados como agentes de la heteronormatividad.

Con este libro, María Laura Trotta viene a responder que la caducidad de la encrucijada edípica y la muerte anunciada del psicoanálisis son un entendible pero grotesco malentendido. Desde su práctica clínica con nuevas familias e identidades de género, y desde una lectura plural que va de los clásicos de Freud hasta el último Lacan, de las primeras décadas del feminismo hasta la teoría queer, muestra cómo la cuestión no soporta simplificaciones ni olvidos y, no menos importante, la expone con un estilo ajeno a la jerigonza del especialista, que aspira a decirlo todo, y al petardismo del ideólogo, que aspira a imponer lo que hay y no hay que pensar.

Jorge Baños Orellana