PALABRA HERIDA, PSICOANALISIS EN LA POESIA.

WECHSLER, ELINA

Editorial: Letra Viva. Páginas: 109. 2024. 

Finalmente, el psicoanálisis no se puede pensar sin la poesía. El poema llega siempre antes a esta confirmación ineludible; aquellos lugares donde la lengua se rompe para reinventarse, las distintas variaciones del sonido y el sentido, la imposibilidad de establecer un comienzo exacto del poema, incluso la puesta en duda del autor frente a su obra poética, constituyen un antecedente radical sobre las condiciones que prepararon la entrada del psicoanálisis en la historia.

Freud y Lacan lo supieron desde el comienzo de sus andaduras, y se permitieron en distintas ocasiones señalar el camino que hiciera posible dar cuenta de esta singular vecindad. En Palabra Herida, Elina Wechsler traza a través de poemas escogidos con un gran tacto de lectora y con precisión, el modo en que los seres “poemados” alumbran los múltiples caminos en los que el bucle del poema se ancla en el cuerpo realizando un guiño anticipador al discurso del psicoanálisis.

Desde esta perspectiva, siempre será un motivo de asombro comprobar que muchos de los seres poemados —en expresión de la autora— salvo excepción, no aprecien de buen modo al psicoanálisis. Y que, incluso, a veces piensen que los poetas que están interpelados por la experiencia analítica no son auténticos. En esto hay una seria confusión que retorna, y el libro de Elina Wechsler es una clave importantísima para dirimir esta cuestión. Muchos poetas piensan de un modo metafísico que el psicoanálisis pretende constituirse al modo de un saber sobre la poesía. Lo que demuestra Palabra Herida es lo contrario. En los distintos registros del acontecer poético se anticipan y ya se postulan muchas de las claves que posteriormente le otorgan su urdimbre a la experiencia analítica: la palabra que fluye sin respetar los límites del léxico, el quiebre gramatical que permanecerá como un resto sedimentado en el cuerpo, el eco insondable de un fantasma que permanecerá para siempre en su expresión incompleta, la escucha flotante pendiente de mínimos giros y vibraciones que se tejen en una historia.

El poema es el antecedente espectral del inconsciente freudiano.

PALABRA HERIDA, PSICOANALISIS EN LA POESIA.WECHSLER, ELINA

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Editorial: Letra Viva. Páginas: 109. 2024. 

Finalmente, el psicoanálisis no se puede pensar sin la poesía. El poema llega siempre antes a esta confirmación ineludible; aquellos lugares donde la lengua se rompe para reinventarse, las distintas variaciones del sonido y el sentido, la imposibilidad de establecer un comienzo exacto del poema, incluso la puesta en duda del autor frente a su obra poética, constituyen un antecedente radical sobre las condiciones que prepararon la entrada del psicoanálisis en la historia.

Freud y Lacan lo supieron desde el comienzo de sus andaduras, y se permitieron en distintas ocasiones señalar el camino que hiciera posible dar cuenta de esta singular vecindad. En Palabra Herida, Elina Wechsler traza a través de poemas escogidos con un gran tacto de lectora y con precisión, el modo en que los seres “poemados” alumbran los múltiples caminos en los que el bucle del poema se ancla en el cuerpo realizando un guiño anticipador al discurso del psicoanálisis.

Desde esta perspectiva, siempre será un motivo de asombro comprobar que muchos de los seres poemados —en expresión de la autora— salvo excepción, no aprecien de buen modo al psicoanálisis. Y que, incluso, a veces piensen que los poetas que están interpelados por la experiencia analítica no son auténticos. En esto hay una seria confusión que retorna, y el libro de Elina Wechsler es una clave importantísima para dirimir esta cuestión. Muchos poetas piensan de un modo metafísico que el psicoanálisis pretende constituirse al modo de un saber sobre la poesía. Lo que demuestra Palabra Herida es lo contrario. En los distintos registros del acontecer poético se anticipan y ya se postulan muchas de las claves que posteriormente le otorgan su urdimbre a la experiencia analítica: la palabra que fluye sin respetar los límites del léxico, el quiebre gramatical que permanecerá como un resto sedimentado en el cuerpo, el eco insondable de un fantasma que permanecerá para siempre en su expresión incompleta, la escucha flotante pendiente de mínimos giros y vibraciones que se tejen en una historia.

El poema es el antecedente espectral del inconsciente freudiano.