EL OBSESIVO Y LA MUJER. Santiago Thompson
Ed. Letra Viva

Que la sexualidad pueda ejercerse casi sin limitaciones externas no implica que no conlleve en su deleite, su fascinación, su recreo, la dimensión del desengaño, del tormento y de la agonía de los seres hablantes. Que no hay relación sexual –tal como lo leerán– no implica que los humanos no se apareen, sino que estando “la cópula por todas partes, sólo une faltando”.
Este ha sido el sostén argumental del nuevo desarrollo de la investigación clínica que Santiago Thompson viene practicando hace años. En este ensayo pone a prueba su hipótesis: “la neurosis obsesiva masculina es el nombre que toma para Lacan la evitación de la mujer por parte del varón”.
Es destacable que lo que comienza afirmándose como propio del obsesivo, va dando lugar a una tipología apta para caracterizar al varón. De ahí que este intento de reflejar el recorrido del texto admite que nos figuremos el encuentro de un él y una ella –signados por algún anhelo de realización sexual– cuando la modulación que deja expuesta es una trama que implica la angustia ante la diferencia sexual y la defensa correlativa, miscelánea que cristaliza en un tipo sintomático como solución.
Ahora bien, este enredo tan habitual requiere para ser desmontado reconocer ahí los múltiples hilos que lo trenzan y son causa de su desintegración. ¿Qué quiere y en qué lo afecta a él un encuentro con ella? ¿Qué es ella para él y cuál sería su deseo? ¿De qué se defiende y cómo? Preguntas que resultan imprescindibles para ubicar la cuestión de fondo ¿Cómo un deseo calificado de urgentísimo en el tiempo de su irrupción, se despeña en el laberinto de trabas e insuficiencias que inexorablemente va a ir recreando el texto?
El libro de Santiago Thompson nos aporta todas las claves. O casi todas.

Fragmentos del prólogo de Arturo Frydman

OBSESIVO Y LA MUJER, EL.THOMPSON, SANTIAGO

$14.000
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EL OBSESIVO Y LA MUJER. Santiago Thompson
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Que la sexualidad pueda ejercerse casi sin limitaciones externas no implica que no conlleve en su deleite, su fascinación, su recreo, la dimensión del desengaño, del tormento y de la agonía de los seres hablantes. Que no hay relación sexual –tal como lo leerán– no implica que los humanos no se apareen, sino que estando “la cópula por todas partes, sólo une faltando”.
Este ha sido el sostén argumental del nuevo desarrollo de la investigación clínica que Santiago Thompson viene practicando hace años. En este ensayo pone a prueba su hipótesis: “la neurosis obsesiva masculina es el nombre que toma para Lacan la evitación de la mujer por parte del varón”.
Es destacable que lo que comienza afirmándose como propio del obsesivo, va dando lugar a una tipología apta para caracterizar al varón. De ahí que este intento de reflejar el recorrido del texto admite que nos figuremos el encuentro de un él y una ella –signados por algún anhelo de realización sexual– cuando la modulación que deja expuesta es una trama que implica la angustia ante la diferencia sexual y la defensa correlativa, miscelánea que cristaliza en un tipo sintomático como solución.
Ahora bien, este enredo tan habitual requiere para ser desmontado reconocer ahí los múltiples hilos que lo trenzan y son causa de su desintegración. ¿Qué quiere y en qué lo afecta a él un encuentro con ella? ¿Qué es ella para él y cuál sería su deseo? ¿De qué se defiende y cómo? Preguntas que resultan imprescindibles para ubicar la cuestión de fondo ¿Cómo un deseo calificado de urgentísimo en el tiempo de su irrupción, se despeña en el laberinto de trabas e insuficiencias que inexorablemente va a ir recreando el texto?
El libro de Santiago Thompson nos aporta todas las claves. O casi todas.

Fragmentos del prólogo de Arturo Frydman